No empieza.
No acaba.
No regresa.
Girando, retorciendo, atormentando.
Persisten: estáticos, estúpidos, estancados.
¿Cuándo los mandaron a buscar, vastos suplicios?
Quién dijo que la felicidad fuese ufana.
Quién dijo que la tristeza fuese mustia.
¿Quién dijo, que yo tendría que transigirlas?
Porque la preocupación es inquitante.
Porque el desazón es insípido.
Como aguardar por la carcajada luego de la tragedia.
Como esperar la flor después del invierno.
¿Cómo volar, ulteriormente habiendo volado tan alto?
Descubriendo, acechando, reflexionando.
Divisando, apreciando, velando.
Esperando.